Reforzando pronósticos anteriores de este medio sobre las debilidades de los precios del petróleo, este martes el mercado fue testigo de un nuevo derrumbe de los futuros del Brent y el WTI, que comienzan a acercarse a niveles de inicios del 2021 cuando el mundo transcurría el apogeo de la pandemia del coronavirus.
En esta oportunidad, el sombrío escenario se vio potenciado por una contracción sorpresiva en los indicadores manufactureros chinos, que hasta ahora emergían como uno de los pocos drivers que sostenían los futuros del crudo por la expectativa de un salto en las importaciones energéticas del gigante asiático.
Al mismo tiempo, la crisis bancaria de los Estados Unidos sumó otro capítulo con la caída del First Republic Bank, que tuvo que ser comprado por el JP Morgan. El panorama demuestra que la desconfianza sobre parte del sistema bancario estadounidense está aún latente y podría extenderse a otras entidades financieras, en lo que ya es la crisis más grande desde el 2008.
Otra de las causas de esta jornada negra para los mercados fueron los pronósticos alarmistas de la secretaria del Tesoro de los Estados Unidos, Janet Yellen, respecto a la posibilidad de cesación de pagos por la falta de acuerdo por el Presupuesto en el Congreso.
Según la funcionaria, en un mes Washington podría caer en default tras alcanzar el límite de deuda legal que hasta ahora no es autorizado a extenderse por la negativa de la oposición republicana, lo que motivó a reuniones de urgencia entre el Presidente Biden y líderes del Congreso.
“Que Estados Unidos pueda quedarse sin Presupuesto no es un tema menor. Yellen aviso que va a suspender la venta de bonos a los Estados y se queda sin financiamiento, justo cuando los datos del PBI del primer trimestre dieron muy mal y confirman una desaceleración económica que amaga con recesión”, destacó a EOL el analista de mercados, Francisco Uriburu.
En este marco es que muchos se preguntan qué hará la Reserva Federal (FED) esta semana cuando tenga que decidir el futuro de la política monetaria con una inflación que no cede, una economía que empieza a caer y un sistema bancario muy débil.
“En esta semana se esperan subas de tasa de los bancos centrales de Estados Unidos y Europa en un contexto que parecería encaminarse a una recesión. La expectativa del mercado es que Powell suba la tasa en 0,25, pero podría haber sorpresas. No me extrañaría un ajuste del 0,5, aunque sería llovido sobre mojado”, agregó Uriburu.
Los únicos factores que actúan en sentido contrario y evitan un colapso mayor del crudo es la determinación de la OPEP+ en sostener los futuros con menos producción y los malos datos de los inventarios de crudo de Estados Unidos, con una casi certera caída por tercera semana consecutiva.