Noruega ha manejado bien la epidemia de Covid-19. El desempleo está por debajo del 5%. Es un país rico, con un fondo soberano de 1.200.000 millones de euros, la mayor alcancía del mundo.
La fuente de esta prosperidad es el petróleo, del que Noruega es el mayor productor de Europa Occidental, pero esto se cuestiona cada vez más.
Los ecologistas piden que se detenga inmediatamente la exploración petrolífera. Pero su aliado natural, el Partido Laborista, que lógicamente debería suceder al Partido Conservador en el poder, no está dispuesto a sacrificar la industria petrolera en el altar del cambio climático.
Prefieren preservar un sector que representa el 14% del PIB, más del 40% de las exportaciones nacionales y emplea a 160.000 personas.