Las disputas entre los partidos, que representan a 18 comunidades étnicas y confesionales, han bloqueado la constitución de un Ejecutivo y generaron un peligroso vacío político desde agosto de 2020.
Cuando el país estaba a punto de convertirse en un Estado fallido, agobiado por las crisis económica y política, el hombre más rico del país, el dirigente musulmán suní Nayib MIkati, ha logrado formar un Gobierno después de 13 meses de caos.
Mikati, que tendrá que aceptar las condiciones del Fondo Monetario Internacional para sacar a flote la economía libanesa, espera contar también con ayuda de los países de la región.
La crisis de Líbano, la peor desde la guerra civil que ensangrentó el país entre 1975 y 1990, ha sumido a la mitad de sus 4,5 millones de habitantes y casi todos los refugiados —un millón de sirios y cientos de miles de palestinos— bajo el umbral de la pobreza extrema.