Ya comenzó en Italia el llamado “semestre blanco”: según la Constitución, el presidente de la República ya no puede disolver las dos Cámaras del Parlamento ni convocar nuevas elecciones.
Tras los siete años de presidencia del democristiano Sergio Matarella, en enero el Parlamento deberá elegir a un nuevo jefe de Estado. En Italia, este representa la unidad nacional y tiene la capacidad de lograr equilibrio, cuando el Gobierno es fuerte y cuenta con un sólido apoyo del Parlamento, su papel es casi secundario; cuando el Gobierno es débil, juega un papel crucial de guía y estabilizador.
En los últimos 20 años, en que Italia ha tenido nueve primeros ministros (pero solo tres jefes de Estado), el presidente de la República ha sido decisivo en muchas crisis políticas.
Mattarella, entre el 2018 y el 2021, gestionó hábilmente las convulsiones políticas provocadas por el predominio en el Parlamento de dos fuerzas no tradicionales, el Movimiento 5 Estrellas y la Liga de Matteo Salvini, para lograr un equilibrio con el entonces primer ministro Matteo Renzi.