Al menos 57 personas perdieron la vida en el mar Mediterráneo al partir de Libia en patera, según informó este lunes la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Se trata del último naufragio registrado en la ruta más peligrosa entre África y el sueño europeo.
“Estoy horrorizado por esta nueva y dolorosa pérdida de vidas desde las costas Libias”, expresó Federico Soda, jefe de la misión de la OIM en Libia. “Al menos 57 personas se ahogaron (hoy) en esta última tragedia. El silencio y la inacción son inexcusables”.
Según relató la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la embarcación zarpó desde el puerto de Al Khoms, a unos 120 kilómetros de Trípoli, la capital libia. El país norteafricano es uno de los puntos de partida de los itinerarios marítimos clandestinos para llegar a Europa.
De por sí, las rutas migratorias mediterráneas son las más mortíferas del mundo, según la OIM. Sin embargo, la del Mediterráneo Central, la que une Libia con Italia, es particularmente peligrosa por los 300 kilómetros que separan las costas de los dos continentes.
“Los supervivientes que hablaron con nuestro personal dijeron que había 20 mujeres y 2 niños entre la tripulación que murió ahogada”, añadió la OIM. La organización declaró que esta última tragedia “subraya la necesidad inmediata de un dispositivo de búsqueda y recate” en esta peligrosa ruta.
Los datos de la OIM estiman que entre 2013 y 2020 más de 20.000 personas perdieron la vida en el Mediterráneo Central. Sin embargo, organizaciones de defensa de los derechos humanos alertan que las muertes en las rutas marítimas podrían ser muchas más de las que se registran.
De momento no se esclarecieron las razones del hundimiento. Aún así, las causas inmediatas suelen ser la sobrecarga de las embarcaciones, la falta de combustible, las salidas de noche o en circunstancias meteorológicas adversas, cuando no los ataques de los guardacostas libios, entrenados y financiados por la Unión Europea.
Las razones de fondo de los naufragios de personas migrantes en el Mediterráneo también tienen una raíz común: la falta de rutas alternativas, seguras y legales para llegar al continente europeo, tal y como denuncian distintas ONG. Asociaciones como ‘Caminando Fronteras’ califican de “necropolítica” la gestión migratoria de la Unión Europea.
En el marco de su política de “externalización de fronteras”, la Unión Europea financia a Libia, así como a Turquía, a Marruecos y a otros estados, para que frenen la migración que se dirige al continente europeo.
Estos acuerdos han sido criticados por distintas organizaciones humanitarias que señalan la vulneración sistemática de derechos humanos que sufren las personas migrantes, en los países con los que la UE firma los tratados de control migratorio.
Una investigación de Naciones Unidas publicada en 2018 señalaba que “hombres, mujeres, adolescentes y niños en centros de detención oficiales y extraoficiales en Libia sufren violaciones, asesinatos, torturas, detenciones arbitrarias, abusos sexuales en grupo, esclavitud y extorsión. Estos crímenes estarían sucediendo bajo la aparente complicidad de funcionarios públicos y hasta representantes de varios ministerios del país”.