En el Líbano la fórmula de reparto del poder está organizada tomando en cuenta la orientación religiosa, entre los cristianos y musulmanes, la división se hace con base al censo de 1932, que es el único oficial. Por ende, el presidente del país es cristiano, el primer ministro sunita y el presidente del Parlamento chiita.
La explosión en el puerto de Beirut en 2020 profundizó la crisis política y social que atraviesa el país.
Miles de manifestantes salieron a las calles para protestar contra la élite política, a la que responsabilizan directamente por el estallido del puerto. El movimiento en las calles repercutió rápidamente en el “palacio” y el primer ministro, Hasan Diab, -que llegó al gobierno como un candidato independiente- dimitió junto con todo su gabinete, y culpó a la clase política tradicional del fracaso del gobierno.
Saad Hariri fue nombrado primer ministro de Líbano por cuarta vez en octubre de 2020, cuando asumió aseguró que el gobierno se iba a formar “rápidamente” y que iba a ser un gobierno de “expertos”, poco menos de un año después esto no sucedió.