Las autoridades de Sudán han pedido al Gobierno de Etiopía y al Frente Popular para la Liberación de Tigray que pacten un alto al fuego y se sienten en la mesa de negociaciones para poner fin al conflicto en la región de Tigray.
En un comunicado publicado tras una reunión entre el Consejo Soberano de Transición, el primer ministro, Abdalá Hamdok, y el ministro de Exteriores, Jartum «pide a todas las partes un alto al fuego sentarse en la mesa de negociaciones y asegurar que la ayuda humanitaria llega a los q la necesitan».
Asimismo, ha destacado las «históricas relaciones de vecindad» entre ambos países y ha dicho que «no escatimará esfuerzos» para lograr que las partes pacten una «reconciliación» que «cimente la unidad» en el país africano, según ha informado la agencia estatal sudanesa de noticias, SUNA.
«En este sentido, el Gobierno de Sudán trabajará de cerca con todos los países vecinos y la comunidad internacional para lograr este fin» ha señalado antes de destacar que desde el inicio del conflicto ha apoyado la entrega de ayuda humanitaria en Tigray.
El Gobierno etíope anunció la semana pasada un alto al fuego unilateral tras varios días de informaciones sobre avances del TPLF en la región y horas después de que los mi licios irrumpieran en la capital de Tigray, Mekelle.
Tras ello, el primer Ministro etíope, Abiy Ahmed, defendió la decisión y dijo que el objetivo era proteger el país de «amenazas externas», en medio de las tensiones con Sudán. Asimismo, reseño que el TPLF agrupado ahora en las Fuerzas de Defensas de Tigray.
Sin embargo, el tildo de «broma» el alto el fuego uniteral y recalcó que no podrá fin a los combates hasta recuperar el control de toda la región , al tiempo que amenazó con avanzar hacia la capital de Eritrea, Asmara, «si es necesario».
Finalmente, en el terreno político, solicita el retorno al pleno reconocimiento del grupo como máxima autoridad y representante del «gobierno democráticamente electo» de Tigray sin intervención alguna de «las instituciones de seguridad o inteligencia» del Gobierno etíope, que han declarado al TPLF como una organización terrorista.