Este miércoles dio inicio la novena Conferencia de Seguridad Internacional en Moscú, organizada por el ministro de Defensa ruso y a la que han acudido unos 50 políticos internacionales. Durante el primer día del encuentro, Moscú mostró su apoyo en materia de defensa y seguridad a sus aliados, entre ellos Myanmar, Venezuela y China.
Rusia reafirmó su apoyo a los gobiernos afines al Kremlin en el marco de la IX Conferencia de Seguridad Internacional, celebrada en Moscú entre el miércoles 23 y jueves 24 de junio. Entre los temas del encuentro, organizado por el Ministerio de Defensa de Rusia, líderes políticos y ministros de Defensa de unas 50 naciones se reúnen en la capital rusa para discutir sobre los desafíos militares, la ciberseguridad y los retos para la seguridad global.
“Creemos que es necesario ampliar las negociaciones para armonizar las normas jurídicas internacionales en el ámbito de la seguridad de la información bajo los auspicios de la ONU. Estamos abiertos al diálogo con todos los socios interesados en crear un ciberespacio seguro”, destacó el director del Servicio Federal de Seguridad de Rusia, Alexander Bortnikov.
En el primer día de conferencia, el jefe del Estado Mayor de las Fueras Armadas rusas recalcó que su política nuclear es “de carácter exclusivamente defensivo” y que Rusia se reserva “el derecho a utilizar armas nucleares en respuesta” al uso de este tipo de armamento o de otras armas de destrucción masiva “contra sí misma o sus aliados”.
Entre los participantes hubo grandes aliados y afines al Gobierno de Vladimir Putin como Irán, China, Myanmar o Belarús. Este miércoles, destacó la participación en la reunión del jefe de la junta militar golpista de Myanmar, el general Min Aung Hlaing. Desde el golpe de Estado que lideró hace cuatro meses, ha habido cerca de mil muertos, cientos de desaparecidos y detenidos, entre ellos la líder birmana, Aung Sang Suu Kyi.
Moscú y Naypyidaw mantienen una estrecha relación, especialmente en materia armamentística. Rusia es uno de los mayores proveedores de armas del Ejército birmano, que desde la toma del poder han sido empleadas para reprimir y silenciar a los manifestantes contrarios a la junta militar.
“Restaurar la integridad de la democracia”, la junta militar birmana tras el golpe de Estado en el país
En su discurso, Min Aung Hlaing argumentó que el golpe de Estado militar respondió a un esfuerzo por “lograr la estabilidad política” y tomar así medidas para “restaurar la integridad de la democracia”.
El general birmano, denunciado por la comunidad internacional por la represión que ha habido durante las protestas en Myanmar, criticó cómo algunas naciones intentan influir en los sistemas políticos e ideologías de diversas maneras. “También quieren interferir en los asuntos internos de Estados soberanos con el pretexto de la democracia y los derechos humanos. En estos tiempos, es vital que vayamos contra la dominación y los acosadores y tratemos de hacer justicia”, señaló.
Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Sergéi Shoigú, se comprometió con el general birmano en reforzar los lazos militares con su país. Rusia es una de las naciones que ha legitimado el golpe de Estado del pasado 1 de febrero, continuando con las visitas bilaterales y los acuerdos armamentísticos con su socio, pese a que hace una semana Naciones Unidas emitió una resolución no vinculante de condena y pidiera un embargo de armas.
Ya el pasado lunes, ambas naciones declararon el propósito de fortalecer su cooperación bilateral en un encuentro entre Aung Hlaing y el secretario del Consejo de Seguridad, el ruso Nikolái Pátrushev. “Se ha reafirmado el propósito de continuar fortaleciendo la cooperación bilateral entre Federación de Rusia y la República de la Unión de Myanmar en diversos ámbitos”, rezaba el comunicado conjunto.
Rusia reafirma su apoyo a Nicaragua, Cuba y Venezuela contra “amenazas” externas
En cuanto a la región de América Latina, Moscú declaró su apoyo “ahora más que nunca” para hacer frente a las amenazas contra los países socios del Kremlin. El ministro de Defensa ruso señaló a la televisión estatal que Nicaragua, Venezuela y Cuba –principales aliados de Moscú en la región– “han estado resistiendo diversas formas de presión, hasta la amenaza del uso abierto de la fuerza militar durante muchos años. El apoyo de Rusia es requerido ahora más que nunca”.
Shoigú aseguró que el apoyo es necesario en América Latina en aquellos países “donde hay amenaza de terrorismo y revoluciones de color que demandan el apoyo de Rusia”, en especial en países que, según el Kremlin, se ven forzadas a equipas sus fuerzas armadas dado que “se enfrentan a diferentes formas de presión” por parte de otras naciones.
En referencia a Venezuela, el ministro de Exteriores ruso, Sergey Lavrov, recibió el pasado martes a su homólogo venezolano Jorge Arreaza en Moscú, donde reivindicaron los lazos que los unen y el ruso transmitió su apoyo continuo al Gobierno de Nicolás Maduro en “su rumbo independiente en política nacional y exterior”.
“Venezuela es el primer Estado del hemisferio Occidental que registra la vacuna rusa Sputnik V, realiza ensayos y organiza envíos regulares del medicamento”, destacó el ministro ruso en relación a la campaña de vacunación contra el coronavirus de Venezuela.
“Continuamos las negociaciones sobre el suministro de nuevos lotes de tal o cual tipo de armas, de acuerdo con los deseos que nos trasmiten nuestros amigos venezolanos con base en su evaluación de las necesidades de las Fuerzas Armadas y las fuerzas de seguridad”, agregó.
Desde la época de Hugo Chávez, y ahora con Maduro, Moscú ha sido uno de los grandes aliados políticos y comerciales de Venezuela. Por ello, Lavrov también apeló a Washington y sus sanciones impuestas a Caracas y otras naciones latinoamericanas: “tal vez sea hora de que Washington se dé cuenta de que los tratos con otros países, incluidos los de América Latina y el Caribe, deben basarse en la equidad, la igualdad y el respeto mutuo”.