Las urnas abrirán en Irán el viernes 18 de junio en medio de la incertidumbre provocada por una posible abstención al voto sin precedentes, el aumento de casos de Covid-19 y la poca heterogeneidad en los candidatos que siguen en la carrera presidencial. Se espera que el reemplazo del actual presidente, Hasan Rohani, sea un conservador de línea dura que vele por los intereses del líder supremo.
Faltando menos de 48 horas para las elecciones en Irán, dos de los siete candidatos se retiraron de los comicios. Se trata de Mohsen Mehralizadeh, uno de los pocos reformadores que seguían en la carrera, y de Alireza Zakani, uno de los cinco de los conservadores.
Mehralizadeh, no esclareció las razones específicas de su retiro, pero exhortó a los ciudadanos a votar por el otro reformista de la lista, Abdolhossein Hemmati. Mientras que Zakani dio un paso al costado como signo de apoyo a Ebrahim Raisi, el líder de la rama judicial y quien es el preferido para ganar las elecciones.
Después de estos anuncios, quedan solo cinco de los siete candidatos autorizados por el organismo de control constitucional de línea dura de Irán, el Consejo de Guardianes, que había revisado 592 aspirantes a la contienda. Decisión que ha sido fuertemente criticada por favorecer únicamente a los candidatos que aseguran los intereses del líder supremo.
Las urnas se abrirán a las 7:00 (hora local) y alrededor de 59,3 millones de personas están habilitadas para votar. Sin embargo, la falta de propuestas renovadoras, los incumplimientos de las propuestas de campaña de los candidatos precedentes y la grave situación sanitaria del país llevan a que muchos ciudadanos estén considerando no acercarse a las mesas de votación.
¿Quiénes son los candidatos?
Ebrahim Raisi es el actual jefe de la rama judicial iraní y favorito para ganar las elecciones. En los comicios de 2017, fue derrotado por el actual presidente. Sin embargo, ha ocupado varios de los puestos más importantes del país y se ha ganado la confianza del líder supremo Alí Jamenei.
Un año después de ser vencido por Rohani, el candidato fue sancionado por EE. UU. por presuntos abusos a los derechos humanos, al haber ordenado la ejecución “extrajudicial de miles de políticos en 1988”, como lo advierte la Casa Blanca.
Además de su amplia trayectoria política, Raisi ocupa un rango importante en el clero chiita, en donde a pesar de no ser un ayatolá, sí es un hoyatoleslam, uno de los cargos más respetados por los iraníes.
Raisi también dirigió, por órdenes del líder supremo, el conglomerado religioso multimillonario poseedor de fábricas textiles, minas, empresas de petróleo y gas, denominado como Astan Qods Razavi.
El candidato se ha ganado el respaldo de amplios sectores de la sociedad por su persecución a la corrupción y muchos creen que, de ganar las elecciones presidenciales, Raisi podría ser el sucesor de Jamenei, quien ocupó ese mismo cargo durante dos mandatos.
Según afirma Jonathan Piron, historiador especializado en Irán para el centro de investigación Etopia en Bruselas, para France 24 en francés, “se puede pensar legítimamente que el futuro presidente iraní será quien vivirá la sucesión del líder supremo durante su mandato”.
Por otro lado, se encuentra el único “reformista” de la lista, Abdolhossein Hemmati. De ideas moderadas, fue director del Banco Central de Irán desde 2018.
Hemmati también ocupó cargos importantes, de los que se destaca su papel como embajador en China, vicepresidente de Radiodifusión de la República Islámica de Irán (IRIB) y gobernador de la Central de Seguros de Irán.
Otro de los candidatos en la lista y fiel a Jamenei, es Jalili Saeed. Doctor en Ciencias Políticas, se desempeñó como militante de la Guardia Revolucionaria en la guerra entre su país e Irak.
Secundado por el líder supremo, Jalili fue el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, organismo encargado de preservar la Revolución Islámica, desde 2007 y durante cinco años.
Jalili perdió las elecciones presidenciales en 2013, año en el que fue nombrado miembro del Consejo de Convivencia, institución que protege las leyes islámicas.
En esa misma institución, pero como secretario general, se desempeñó otro de los conservadores que aspira a las justas presidenciales, Mohsen Rezaee.
Razaee fue el jefe de la fuerza élite de la Guardia Revolucionaria iraní, también en la guerra contra el país vecino. Es doctor en economía y es la tercera vez que se presenta como candidato presidencial.
Finalmente, está la candidatura de Amirhossein Ghazizadeh-hashem, quien ha sido miembro del parlamento desde 2008.
De tendencias ultraconservadoras y doctor en medicina, una de las propuestas más fuertes del candidato está en los temas económicos del país. Pues, aspira a desplegar su economía.
Abstención sin precedentes
Decepcionados con las candidaturas, muchos iraníes se rehúsan de ir a las urnas. A la poca variedad de propuestas, se le suma la desconfianza de gran parte de la ciudadanía con las anteriores presidencias.
Según las pocas encuestas disponibles en el país la abstención podría pasar la del 57% que se registró en las elecciones legislativas en 2020.
El líder supremo se pronunció sobre dicha posibilidad y dijo que “no ir a la mesa de votación y romper con las urnas no resolverá el problema. Si esos problemas se van a resolver, es que todos vayamos a las mesas de votación a votar por alguien que creemos que puede resolver los problemas”.
Además, Jamenei advirtió sobre una supuesta conspiración extranjera para socavar la votación. “Los medios estadounidenses y británicos y los mercenarios que trabajan bajo sus banderas se están matando para cuestionar las elecciones y debilitar la participación de la gente”, dijo.
Política nuclear y relaciones con occidente
Las elecciones se dan en un momento crucial para las relaciones de Irán con Occidente. Pues, desde abril se desarrollan unas negociaciones entre el país islámico y la comunidad internacional en Viena sobre el acuerdo nuclear.
Irán asegura que su política nuclear no cambiará tras las elecciones presidenciales del viernes, pero las potencias occidentales temen que la llegada de un conservador al poder dificulte las negociaciones para restablecer el acuerdo nuclear de 2015 de dicha nación con China, EE. UU., Francia, Inglaterra, Rusia y Alemania.
Es la tercera vez que se reúnen ambas partes y hay temor de que los avances logrados hasta el momento se pierdan al depender del ganador de las justas.
Al respecto, el director general de la Agencia Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi dijo en una entrevista con el diario italiano ‘La Repubblica’ de Italia, que “la reactivación del acuerdo nuclear de Irán de 2015 tendrá que esperar a la formación de un nuevo Gobierno iraní”.
Sin embargo, el portavoz del Gobierno iraní, Alí Rabií, aseguró que “las conversaciones de Viena no se verán afectadas en modo alguno por las elecciones y lograrán el resultado deseado, de conformidad el marco de las políticas generales del sistema y bajo la dirección del líder”.
Así, hay gran expectativa acerca de lo que pasará en Irán, que estará formando el nuevo Gobierno a mediados de agosto. Mientras tanto, el presidente de EE. UU., Joe Biden, considera eliminar algunas de las sanciones impuestas en el mandato de Donald Trump, quien en 2018 había castigado a Irán por haber violado unilateralmente el acuerdo nuclear Plan de Acción Integral Conjunto.
Hay que anotar que dicho tema nuclear no ha pasado desapercibido en las distintas campañas presidenciales. Raisi asegura que su administración se esforzará “por levantar las sanciones”. A lo que Hemmati responde diciendo que de ganar el conservador habrá “nuevas sanciones con un consenso global más fuerte”.
La crisis sanitaria y sus efectos en la campaña
Lejos de las multitudinarias campañas del pasado, las calles iraníes no han recibido en masa a los seguidores de los distintos candidatos.
Inmersos en un aumento de los casos de Covid-19, Irán ha sido uno de los países de la región más golpeados por el virus.
La imposibilidad de la vacunación en masa, exacerbada por las sanciones estadounidenses y la negativa del líder supremo a la importación de dosis tanto de ese país como las británicas, empeora la situación sanitaria.
De hecho, hace unos días, el Gobierno iraní anunció su propia vacuna, como una manera de hacerle frente a los bloqueos de occidente. Denominada COVIran Barekat, fue desarrollada por la farmacéutica iraní Shifafarmed y espera ser una solución para acelerar la inmunización del país.
Bajo ese panorama, sin eventos masivos, con el empeoramiento de la situación sanitaria y sus efectos a nivel económico y social, se desarrollarán las elecciones iraníes este viernes.